Tasa de Promoción Efectiva en la Secundaria
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EL ECO DE TANDIL EL 2 MAYO, 2016 El licenciado Rodolfo Badin, inspector jefe distrital Tandil, se trazó como objetivos centrales de su gestión al frente de la educación pública otorgar autonomía a los inspectores y directores, pero además avanzar en la calidad educativa que entra en tensión con la inclusión. En este sentido, sostuvo que cuentan con las herramientas para que cada docente pueda aplicar estrategias pedagógicas que redunden en mejores resultados. En Tandil, las escuelas secundarias estatales suman 9171 alumnos, distribuidos en distintas ramas. En 21 establecimientos, 5.462 chicos cursan secundaria orientada, 2.451 jóvenes en siete técnicas, 417 estudiantes en la Escuela de Educación Agraria 1 y 841 realizan el bachillerato de adultos en cinco servicios. En el nivel primario, 8.200 chicos cursan en 47 escuelas públicas y al nivel inicial asisten 3.751 niños repartidos en 39 servicios educativos. Jefatura Distrital Tandil también tiene a cargo la educación de adultos, con 545 estudiantes en primaria y 419 en los CENS. Por otra parte, abrirá 43 comisiones en 28 sedes del Plan Fines 2, destinado a finalizar la secundaria de seis años. En Formación Profesional, con los centros 401 y 403, cursan 837 estudiantes. Pero además asisten 1.560 alumnos a instituciones de la rama artística, como la Escuela de Cerámica y el IPAT, y otros 674 al Conservatorio Provincial de Música. En tanto, en Educación Especial suman 494 alumnos, de los cuales 47 están integrados a través de la Escuela Domiciliaria y 121 en Formación Laboral. Y en el servicio de psicología comunitaria, en los centros complementarios, hay 824 chicos. Por último, en el nivel terciario, en los institutos superiores, cursan 1.847 estudiantes y sólo en febrero se capacitaron 354 docentes en el Centro de Investigación Educativa (CIE). El objetivo: la autonomía En una entrevista con El Eco de Tandil, Rodolfo Badin explicó que a partir del cambio de autoridades, “seguimos teniendo presente la Ley de Educación Nacional y la Ley de Educación Provincial, que venía ejerciendo la gestión anterior, que son las mismas” y agregó que ahora “se ha hecho hincapié en los fines y en las metas de la educación”. Indicó que los lineamientos de trabajo “son los mismos” que establece la ley y aclaró que “anteriormente había campos problemáticos para trabajar; ahora trabajamos directamente con las metas prescriptivas de la ley” El jefe distrital explicó que “el plan jurisdiccional se basaba en las metas y en los fines, recreado. Ahora estamos trabajando directamente sobre las metas y los fines de la educación, que incluyen inclusión con aprendizajes, junto a la calidad educativa, autonomía, autoridad pedagógica de los inspectores y de los equipos directivos”. En el último aspecto, indicó que cuando “le doy autoridad, legitimo a mi supervisor para que pueda tomar la decisión que crea conveniente y a la vez, él legitima al director para que también accione y tenga autonomía para tomar la decisión que crea conveniente”. Y precisó que “la función mía es acompañarlos en esta toma de decisiones porque soy un convencido de que cada uno en su rol debe dar lo mejor y debe tomar decisiones, se puede equivocar, pero estamos nosotros para salvaguardar la cuestión y revertirlo de la mejor manera posible. Pero si no legitimamos y no damos autonomía, no podemos cambiar, porque todo recae en una sola persona”. Trabajar con todos Entre los objetivos personales que se plantea para la gestión, Badin adelantó que le gustaría alcanzar la “autonomía” de los inspectores, “tener un trabajo con todos los actores territoriales, con la Secretaría de Asuntos Docentes, con el Consejo Escolar, con el Servicio Local, con Protección Ciudadana, con el Municipio, porque todo hace a un equipo de trabajo. Para lograr algo en educación, cada uno tiene que hacer su aporte”. El profesor sostuvo que “yo no puedo enarbolar solamente la bandera de la educación y salir solo, si no tengo colaboración de mi equipo de trabajo, que son mis inspectores, y de los actores territoriales que van a hacer los aportes desde la infraestructura, desde el financiamiento, desde debates en comisiones, desde la Municipalidad, en las situaciones conflictivas la ayuda del Servicio Local y desde Protección Ciudadana. Es mucho trabajo, este distrito es muy grande”. Por otra parte, el jefe distrital resaltó el trabajo en la UEGD (Unidad Ejecutora de Gestión Distrital), donde se debaten cuestiones y problemáticas de los servicios educativos para consensuar y tomar decisiones avaladas por todos los actores del sistema. En ese ámbito participan la coordinadora de Políticas Socioeducativas, el Consejo Escolar, la directora de Educación y la subsecretaria de Cultura y Educación en nombre del Municipio, los gremios, Secretaría de Asuntos Docentes y Jefatura Distrital de Educación. Por otro lado, Badin está trabajando junto a la inspectora jefe Regional Guillermina Levy, quien encabezó las reuniones del Consejo Consultivo Regional donde participan los cinco jefes de la región, es decir de Necochea, San Cayetano, Balcarce y Tandil. Allí compartió los de trabajar con la ley, los objetivos y las metas, y luego cada uno hizo su reunión con el cuerpo de inspectores para dar los lineamientos que guiarán la nueva gestión. Los desafíos Desde la campaña electoral, los equipos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal hicieron hincapié en la necesidad de realizar una revolución educativa. En relación a la ambiciosa propuesta, el licenciado Badin confió que “presión no siento, porque al venir trabajando como supervisor desde el año 2004 y haber llevado adelante una jefatura en otro distrito y haber implementado la ley nacional, la provincial y todos los diseños curriculares, y a la vez trabajar con inclusión educativa, donde la escuela secundaria era obligatoria -antes no lo era-, eso implica un ingreso de alumnos mucho mayor, más cantidad de alumnos dentro de la escuela. Entonces, hace que los docentes tengan que tener otra mirada, otras expectativas, implementar los diseños curriculares, mejorar las estrategias de enseñanza, poner a disposición todos los instrumentos que tenemos como el Plan de Mejoras Institucionales, las mesas adicionales de examen, los libros, las netbooks,
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Entrevista a Gabriel Brener (miembro del Comité Pedagógico de Transformar la Secundaria) En Mendoza proponen un programa de escolaridad protegida, que se utilizará, según dicen, en situaciones excepcionales, para separar de la escuela a un estudiante con problemas de conducta quien solo podrá vincularse con la escuela en forma virtual y/o a través de un “profesor enlace”. Persigue la intención de generar mejor convivencia, y quien impulsa esta iniciativa aclara que “nos hemos ocupado mucho de estos chicos (los problemáticos, los “manzana podrida”) y ahora hay que ocuparse del resto” Trataré de poner de manifiesto algunas ideas que sostienen esta propuesta, lo que hay por debajo de lo que se propone, lo que no se dice, lo que queda invisibilizado: ¿A quien se protege? ¿Al estudiante que se separa? Como se supone que alguien a quien se lo separa del entorno en el que transgredió la norma pueda aprender de ello, repararla, aislado de dicho contexto. En todo caso aquí existe una analogía con la posición de alguien privado de su libertad, que encerrado debe pagar una pena. Entonces será cuestión de reconocer la condición punitiva de una decisión pedagógica sin darle tantas vueltas. Si a este problema escolar se lo resuelve por presión, o mejor dicho más cerca de la prisión que de la educación, se asume e institucionaliza una clara judicialización de la educación, que no es otra cosa que un profundo acto de banalización de la cultura y la ciudadanía, un empobrecimiento acelerado del acto educativo, la confirmación de una democracia tutelada y de bajísima intensidad. ¿A quien se protege? Al resto del grupo? ¿A los que quieren estudiar? Tampoco. Porque al evadir, esconder o expulsar al conflicto (o al “conflictivo”) se pierde la posibilidad de resolver un problema en contexto. Ningún problema social es resuelto fuera del entorno o condiciones que lo hicieron posible. Excepto que aún se siga creyendo que la realidad escolar es una mera suma de diversas partes (sujetos, normas, etc.) y no una trama compleja de relaciones. Excepto que se explique la realidad, los saberes o una situación conflictiva en términos binarios, de víctima y culpable, buenos y malos, haciendo una reducción o simplificación de una realidad escolar que siempre es compleja y con múltiples condicionamientos. ¿A quien se protege? ¿Al profesor/a? Decisión demagógica que opera bajo el supuesto de la restauración de autoridad (como si fuera posible) y de la expulsión de la manzana podrida como (única) causa del problema de convivencia, del mismo modo que algunos creen que la evaluación resuelve todos los problemas de la educación. No nos sirve un apoyo incondicional, porque sería renunciar a las reglas de un funcionamiento democrático. Deben existir condiciones, que regulen el trabajo del hacer docente, que regulen las responsabilidades de estudiantes, con fecha de vencimiento, sujetas a revisión cada tanto. Aquello del apoyo incondicional al docente no es otra cosa que un refuerzo a la omnipotencia de un modelo pedagógico que ha fracasado, el de un adultocentrismo a miles de kilómetros de los estudiantes, el que sostiene una educación bancaria donde uno (en general el adulto) sabe y los otros son depositarios de esa dosificación pedagógica. Así no se lo empodera al docente, se lo debilita. Hay que comprender que su autoridad no es algo que perdió. Solo se pierde lo que se tiene. Y la autoridad no es algo que se tenga como si fuera una cosa. La autoridad se ejerce, porque es siempre en relación. Por eso hay que desconfiar de los discursos de la restauración. Restaurar es algo que se hace con los objetos (madera, bronce) la autoridad es una relación entre sujetos. Al profe se lo fortalece con formación permanente gratuita, en servicio y universal, con herramientas de construcción participativa que mejoren la gestión de directivos y docentes (Guía Federal de Orientaciones para el Abordaje de Situaciones Complejas en las escuelas[1]) y con la posibilidad de que los acuerdos de convivencia funcionen seria y responsablemente, con el necesario ejercicio de la sanción, no como punición sino como acto de enseñanza, aprendizaje y reparación. La demagogia punitiva intenta resucitar a esa escuela santuario de un mundo ideal , escuela que se alejaba y se distanciaba del contexto del que formaba parte, eficaz en algún momento ( para algunos sectores de la sociedad) pero que ya no lo es porque han cambiado las coordenadas de época, escuela que ya no es el monopolio de la transmisión ni de los saberes, ni de la cultura sino una institución más, clave y única , que debemos intentar que se legitime en el desafío de hacer un lugar para vivir (mejor) y ensayar otros modos de estar con los demás, y no la continuación de la desigualdad por otros medios, esa anticipación cantada de frustraciones que algunos explican como falta de mérito o de esfuerzos. No será entonces que este sincericidio mendocino es una medida que , bajo la apariencia de “proteger” a los que “escuchan y prestan atención” reafirma y vuelve a legitimar el diseño histórico de una secundaria selectiva, que se asocia a un discurso social y mediático que condena de antemano a millones de pibes que son “ese sujeto inesperado” a quienes la ley de educación nacional inclusiva del 2006 reparó como acto de justicia y reconoció como sujetos con derecho de estar y aprender en la escuela. No será una medida extraordinaria que puede mutar en ordinaria en la medida que millones de adolescentes no encajen con un modelo ideal de estudiante, especialmente quienes portan rostro y gorrita y pierden libertad sitiados por las fuerzas de seguridad con el DNI como pasaporte de circulación cotidiana, y ahora la escuela en nombre de la protección vuelve peligroso a quienes siguen estando en peligro. Si hay manzana podrida se cree en la portación de un gen violento en el sujeto (sea un pibe o un adulto) y no en el vínculo (entre estudiantes y adulto escolar) como la condición fundante de
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La historia del profesor de secundaria que enseña a alcanzar los sueños «A pesar de su discapacidad se atrevió a estar al frente de una clase, a enseñar a los demás y a demostrar que se pueden seguir los sueños». La síntesis de quién es Luciano Palazesi la hace una alumna de 3º año de la Escuela Nuestra Señora de Pompeya. Con sus palabras describe muy bien a este joven profesional con dificultades en su motricidad y en el habla, a causa de una parálisis cerebral de nacimiento. Ninguna fue un impedimento para que se graduara de contador público, luego de profesor superior universitario y ahora abrace la docencia en el nivel secundario. El profe Luciano llega a la puerta del salón de 3º 1º, orientación economía, ubicado en el primer piso de la Escuela Nuestra Señora de Pompeya (Mendoza al 5200). Mientras sus alumnos se acomodan prepara la clase de administración de ese día. Un juego de números y nombres le da pie para que alguno de los 35 estudiantes repase para todos los temas que están dando. La invitación es bien participativa, no se parece en nada al tradicional pasen al frente de la vieja escuela secundaria. El dictado de la materia la organiza a través del power point, un recurso que usa habitualmente. En este caso, se vale del cañón que dispone el colegio de barrio Azcuénaga. Su aspiración es contar con el cañón propio para moverse con mayor autonomía como educador, pero que está fuera de sus posibilidades económicas poder comprar. Un día de clases Sus alumnos y quien en ese momento de la entrevista era la directora de la escuela Pompeya, Nora Pirozzi, cuentan cómo es el día a día en el aula: no da mucha tarea, pero sí hace trabajar bastante cuando enseña. También que es divertido y «tiene onda». «Me parece que da muy bien sus clases», considera Charo González, una alumna de 15 años que quiere seguir ciencias económicas cuando termine el secundario. Marianela Díaz, otra de las estudiantes, opina lo mismo y destaca que el recurso tecnológico que implementa el profesor a diario hace bien llevadera la materia. La convocatoria «¿Estás trabajando en alguna escuela, querés venir a hacer un reemplazo?», recuerda Pirozzi sobre cómo Luciano Palazesi llegó a dictar clases en este secundario. Lo conocía de cuando había realizado allí su práctica pedagógica para profesorado superior universitario de la Universidad Católica Argentina (UCA) y con un excelente desempeño de educador. Enseguida aceptó la convocatoria. «Esto es pan comido», fue la respuesta que le llegó del joven profesor mientras revisaban los contenidos del programa a enseñar. La docente asegura que se trata de «una hermosa experiencia» de aprendizaje integral la que se les está ofreciendo a sus alumnos. Hace unos días terminó el reemplazo en este 3º año, luego fue convocado para otro con los 4º y 5º años del secundario en la misma escuela, para enseñar contabilidad. Además, decidió presentarse y rendir un concurso para ser profesor titular. «Vamos opinen, pueden criticarme», invita Luciano a sus alumnos durante la entrevista con LaCapital. «No te podríamos criticar. No podemos criticar a un profesor que a pesar de su discapacidad se atrevió a estar al frente de una clase, a enseñar a los demás y a demostrar que se pueden seguir los sueños», reacciona Candela Lucioni, otra de las estudiantes del 3º año, desde la primera fila; y menciona que al principio todos se sorprendieron un poco, porque nunca habían tenido un docente con una discapacidad. Sin embargo, no pasó mucho para que ese impacto inicial se convirtiese en una relación más de alumnos y docente aprendiendo economía en la escuela secundaria. Aylén Zabeyta, Manuel Bled y Matías Galetto —todos de 3º año— también concuerdan con que esa «extrañeza del primer día ahora es algo natural». Mucho ayudó el profesor a despejar las dudas que genera lo diferente: en su primer día frente al aula les propuso a sus alumnos escribir qué sentían al conocerlo. Demostrar que se puede «Vine a este mundo con una discapacidad y con ganas de demostrar que se puede, a pesar de que el camino sea largo y lleno de obstáculos», suele repetir Luciano como lema de su trabajo cada vez que tiene la oportunidad. Esta vez no es la excepción. También es la expresión con la que arranca en los seminarios que dicta, el último fue el 22 de abril pasado en Córdoba donde habló de las personas con discapacidad como sujeto de aprendizaje. Define a su experiencia como docente en el secundario como muy buena: «Desde un primer momento trabajé con mis alumnos sobre mis dificultades para dar clases. Me apoyo mucho en las TIC’s (Tecnologías de la Información y la Comunicación), además porque estamos en 2016 y necesitamos esas herramientas en el aula. Cuando dictamos clases es sabiendo que estamos educando al futuro de nuestro país, por eso trato de poner voluntad, pasión y corazón aunque me quede sin voz». Y pide la palabra para agradecer a la Escuela Pompeya, al cuerpo docente por el apoyo y oportunidad de ser parte de la tarea pedagógica. ¿Coincidencia? Luciano Palazesi cursó su primaria en la Pompeya; terminó el secundario con 9,23 de promedio, siempre siendo abanderado o escolta, en el Colegio Nacional de San Lorenzo. En 2009, a los 25 años, se recibió de contador público en la UCA, también allí de profesor superior universitario. Fue varias veces premiado por sus logros, por su ejemplo de esfuerzo, de voluntad, de superación. Entre ellos por el Concejo Municipal, la Cámara de Diputados de la provincia y en Buenos Aires con el premio bienal Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil (Alpi). En la oportunidad de ese reconocimiento, expresó: «La gente tiene miedo a lo desconocido, temor a con qué se va a encontrar o cómo va a actuar cuando esté frente a una persona discapacitada. Sin embargo, la lucha es permanente. Por eso, sostengo que los escalones siguen siendo infinitos». También comparte la buena noticia de
Una buena experiencia desde Rosario Leer más »
La escuela secundaria transformadora es una escuela del Siglo XXI. Esto implica que tiene que considerar multiplicidad de aspectos a la que hoy debe enfrentar la producción de conocimientos, su difusión, procesamiento y resignificación constantes. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) deben estar muy presente en su cotidianeidad, sin confundirnos con pensar que la multiplicidad de pantallas en la institución educativa es equivalente a su incorporación pedagógica. Las nuevas tecnologías han generado maneras diferentes de pensar y de comprender, de analizar y de discurrir. Esto implica modificaciones muy importantes en las maneras de aprender y de enseñar. Apoyadas por el equipamiento adecuado pero conducidas por estas nuevas miradas y habilidades de producción del conocimiento. Por otra parte, un tema fundamental respecto de esta cuestión es garantizar el acceso a una buena conectividad para todas las escuelas y para todos los estudiantes, requerimiento que se vuelve más indispensable a cada momento. Links importantes: Documento final de la Jornada de Debate Intersectorial (Agosto, 2017)
Incorporación de las tecnologías en los procesos de enseñanza y aprendizaje Leer más »
La escuela transformadora es una escuela profundamente enraizada en su entorno. Forma parte activa del mismo, construye el tejido social en la realidad en la que se inserta, se transforma en un actor protagónico del desarrollo local de su comunidad. Esto lo logra de diversas maneras y con el impulso fundamental de su equipo directivo. Una escuela de puertas abiertas. O una escuela que va mucho más allá de sus “puertas”, porque toda su comunidad, y no solo la que transita intramuros, es su comunidad educativa. Por ello la concebimos como una “comunidad de aprendizaje”. Y muchos de sus proyectos educativos se realizan en la misma comunidad, aprovechando, por ejemplo, las metodologías de “aprendizaje en servicio” o de “proyectos solidarios”. A su vez, es una escuela que se deja enriquecer con la experiencia y luchas de las organizaciones sociales que desarrollan actividades en su entorno, con las que interactúa en beneficio de la escuela como de estas organizaciones. Asimismo, en la lectura de la realidad local, interpreta la profunda complejidad de las necesidades laborales y realiza un diálogo profundo con los otros actores, entre ellos los que representan a la actividad privada o empresarial, para conocer y desarrollar el vinculo entre educación y trabajo que se define en cada realidad local, comprendiendo que esta tiene distintos círculos y alcances que van desde lo territorial hasta lo global. Links importantes: Documento final de la Jornada de Debate Intersectorial (Noviembre, 2017)
El compromiso de la Escuela con el entorno local/comunidad Leer más »