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Nuevos desafíos para la Pedagogía: Entrevista a Jaume Carbonell

#OpinionesTLS   “La utopía educativa es posible en pequeñas dosis y espacios” Jaume Carbonell ha buceado entre los archivos de Cuadernos de Pedagogía, revista que encabezó durante décadas; ha releído clásicos y recuperado apuntes, y ha salido con un libro, Pedagogías del siglo XXI (ed. Octaedro), que se erige en una auténtica enciclopedia de las tendencias educativas innovadoras de este inicio de siglo, y que se presenta este miércoles en Barcelona. Se trata de una publicación que da continuidad al libro Pedagogías del siglo XX, que editó Cuadernos como recopilación de toda su actividad antes de cambiar de milenio. Las pedagogías no institucionales, las críticas, las no directivas, las de inclusión, la lenta y serena, la sistémica, la del trabajo por proyectos y la de las inteligencias múltiples quedan plasmadas en esta obra y, quién sabe, quizás lo harán también en la escuela del futuro. En esta entrevista, Carbonell, pedagogo y periodista, identifica los elementos en común en todas estas pedagogías, desde el cambio del papel del maestro hasta el peso que gana el entorno escolar, pasando por el discurso compartido de cambio de modelo social. ¿ Las pedagogías del siglo XXI suponen una continuidad respecto al siglo pasado o una ruptura? En pedagogía no se inventan cada día grandes ideas, sino que se reformulan, contextualizan y matizan. Todas las pedagogías que recojo tienen antecedentes y conexiones con el siglo XX. Lo que cambia es el contexto. Ahora bien, sí hay novedades. En el siglo pasado las pedagogías se podían definir por autores: Montessori, Decrolly, Freinet, Freire… Y en el XXI me he dado cuenta de que lo que mandan son las redes de maestros, de educadores que se reúnen y comparten prácticas y objetivos, que intercambian y discuten, ya sea presencialmente o en la red. ¿Las nuevas pedagogías responden, por lo tanto, a la búsqueda de nuevas prácticas y planteamientos que permitan aplicar las viejas ideas, que se han sabido siempre buenas? Exactamente. Freinet o Freire son totalmente actuales. Las nuevas narrativas del siglo XXI se inspiran en ellos. Y si he elegido estas ocho y no otras es porque tienen una relación entre la teoría y la práctica que las convierte en alternativas educativas. Y esto afecta, para mí, a un triángulo que componen el alumno, el centro escolar y la sociedad. En muchas de ellas hay elementos en común, como el papel cada vez más importante del entorno. Una de las tesis del libro es que en este siglo cada vez hay más espacios de formación y aprendizaje fuera de la escuela. Dicho de otro modo: ya no tiene sentido que el maestro transmita clases todo el día cuando tenemos toda la información, más detallada y pausada, en el móvil, por ejemplo. La función del maestro deja de ser transmisora y debe ser la de convertir la información en conocimiento: esclarecer dudas, analizar la información, crear pensamiento. ¿Esto se debe a la eclosión de internet? No sólo. Las tecnologías crean un nuevo marco de aprendizaje y socialización, pero al mismo tiempo hay espacios de educación no formal presencial: ateneos, centros cívicos, el 15M, colectivos… La misma ciudad, donde descubriríamos elementos que la convierten en un libro de texto abierto. ¿Este aprendizaje no formal está entrando también en la escuela? Este es el gran reto, presente en las experiencias que destaco en el libro. Pero de momento las prácticas transformadoras son minoritarias. La institución escolar es aún muy decimonónica, le cuesta salir al entorno y que éste entre en la escuela. En mi opinión, la escuela tendrá futuro como institución solvente en la medida en que sea capaz de articularse con el entorno. En muchos ejemplos ya se está dando. Hay que tener en cuenta que la escuela pública no es ni los maestros ni del Estado, es de la comunidad. Hay otro eje muy presente en las pedagogías del libro, como la pedagogía crítica o la educación lenta, y es la enmienda al modelo socioeconómico capitalista y consumista con que nos hemos dotado. Hay varios elementos y objetivos transversales en todas las pedagogías que recojo. El primero es el de cambiar el papel del maestro, que en relación al alumno pasa a ser más cercano, de confianza, que coopera y trabaja en equipo, que acompaña, tutoriza y hace las preguntas necesarias. El segundo es el de convertir los centros en espacios de investigación y conversación, de creación de conocimiento; espacios más democráticos y acogedores, que inciten a la curiosidad. Y el tercero es el que recoge la idea de que no sólo estamos educando a personas cultas, responsables y libres, sino que también estamos transformando la sociedad. Es un discurso de cambio de modelo, de vida. Y la conclusión es que se pueden generar prácticas alternativas tanto dentro como fuera del colegio. La utopía educativa es posible en pequeñas dosis y espacios. Ahora se lo iba a preguntar. ¿Qué margen tenemos para aplicar estas pedagogías y prácticas en el aula, en el contexto actual? Hay políticas educativas que favorecen que estas prácticas se puedan llevar a cabo con más facilidad, y otras no tanto. Pero en general muchas de estas prácticas salen adelante a pesar de la Administración. Esto tiene relación con la relativa autonomía de que gozan los centros. En muchas escuelas la innovación avanza gracias a la sólida convicción y el buen trabajo de los maestros. Phillip Schmidt, investigador del MIT, nos decía que la clave de la innovación es identificar los maestros innovadores, conectarlos y darles margen. La innovación se hace gracias a o a pesar de la Admnistración educativa. Pero claro, es importante que las reformas educativas creen las condiciones adecuadas para que los equipos salgan adelante. Una de las que están quizás más extendidas en Catalunya, y que apunta al final del libro, es la pedagogía del trabajo por proyectos, que integra currículos y áreas. Esta tiene varias ventajas. Es la forma de construir conocimiento colectivamente, y se hace a partir de muchas maneras, sobre todo de hacerse preguntas. La pedagogía

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El distrito asume el desafío de la calidad educativa

EL ECO DE TANDIL EL 2 MAYO, 2016 El licenciado Rodolfo Badin, inspector jefe distrital Tandil, se trazó como objetivos centrales de su gestión al frente de la educación pública otorgar autonomía a los inspectores y directores, pero además avanzar en la calidad educativa que entra en tensión con la inclusión. En este sentido, sostuvo que cuentan con las herramientas para que cada docente pueda aplicar estrategias pedagógicas que redunden en mejores resultados. En Tandil, las escuelas secundarias estatales suman 9171 alumnos, distribuidos en distintas ramas. En 21 establecimientos, 5.462 chicos cursan secundaria orientada, 2.451 jóvenes en siete técnicas, 417 estudiantes en la Escuela de Educación Agraria 1 y 841 realizan el bachillerato de adultos en cinco servicios. En el nivel primario, 8.200 chicos cursan en 47 escuelas públicas y al nivel inicial asisten 3.751 niños repartidos en 39 servicios educativos. Jefatura Distrital Tandil también tiene a cargo la educación de adultos, con 545 estudiantes en primaria y 419 en los CENS. Por otra parte, abrirá 43 comisiones en 28 sedes del Plan Fines 2, destinado a finalizar la secundaria de seis años. En Formación Profesional, con los centros 401 y 403, cursan 837 estudiantes. Pero además asisten 1.560 alumnos a instituciones de la rama artística, como la Escuela de Cerámica y el IPAT, y otros 674 al Conservatorio Provincial de Música. En tanto, en Educación Especial suman 494 alumnos, de los cuales 47 están integrados a través de la Escuela Domiciliaria y 121 en Formación Laboral. Y en el servicio de psicología comunitaria, en los centros complementarios, hay 824 chicos. Por último, en el nivel terciario, en los institutos superiores, cursan 1.847 estudiantes y sólo en febrero se capacitaron 354 docentes en el Centro de Investigación Educativa (CIE).   El objetivo: la autonomía   En una entrevista con El Eco de Tandil, Rodolfo Badin explicó que a partir del cambio de autoridades, “seguimos teniendo presente la Ley de Educación Nacional y la Ley de Educación Provincial, que venía ejerciendo la gestión anterior, que son las mismas” y agregó que ahora “se ha hecho hincapié en los fines y en las metas de la educación”. Indicó que los lineamientos de trabajo “son los mismos” que establece la ley y aclaró que “anteriormente había campos problemáticos para trabajar; ahora trabajamos directamente con las metas prescriptivas de la ley” El jefe distrital explicó que “el plan jurisdiccional se basaba en las metas y en los fines, recreado. Ahora estamos trabajando directamente sobre las metas y los fines de la educación, que incluyen inclusión con aprendizajes, junto a la calidad educativa, autonomía, autoridad pedagógica de los inspectores y de los equipos directivos”. En el último aspecto, indicó que cuando “le doy autoridad, legitimo a mi supervisor para que pueda tomar la decisión que crea conveniente y a la vez, él legitima al director para que también accione y tenga autonomía para tomar la decisión que crea conveniente”. Y precisó que “la función mía es acompañarlos en esta toma de decisiones porque soy un convencido de que cada uno en su rol debe dar lo mejor y debe tomar decisiones, se puede equivocar, pero estamos nosotros para salvaguardar la cuestión y revertirlo de la mejor manera posible. Pero si no legitimamos y no damos autonomía, no podemos cambiar, porque todo recae en una sola persona”.   Trabajar con todos   Entre los objetivos personales que se plantea para la gestión, Badin adelantó que le gustaría alcanzar la “autonomía” de los inspectores, “tener un trabajo con todos los actores territoriales, con la Secretaría de Asuntos Docentes, con el Consejo Escolar, con el Servicio Local, con Protección Ciudadana, con el Municipio, porque todo hace a un equipo de trabajo. Para lograr algo en educación, cada uno tiene que hacer su aporte”. El profesor sostuvo que “yo no puedo enarbolar solamente la bandera de la educación y salir solo, si no tengo colaboración de mi equipo de trabajo, que son mis inspectores, y de los actores territoriales que van a hacer los aportes desde la infraestructura, desde el financiamiento, desde debates en comisiones, desde la Municipalidad, en las situaciones conflictivas la ayuda del Servicio Local y desde Protección Ciudadana. Es mucho trabajo, este distrito es muy grande”. Por otra parte, el jefe distrital resaltó el trabajo en la UEGD (Unidad Ejecutora de Gestión Distrital), donde se debaten cuestiones y problemáticas de los servicios educativos para consensuar y tomar decisiones avaladas por todos los actores del sistema. En ese ámbito participan la coordinadora de Políticas Socioeducativas, el Consejo Escolar, la directora de Educación y la subsecretaria de Cultura y Educación en nombre del Municipio, los gremios, Secretaría de Asuntos Docentes y Jefatura Distrital de Educación. Por otro lado, Badin está trabajando junto a la inspectora jefe Regional Guillermina Levy, quien encabezó las reuniones del Consejo Consultivo Regional donde participan los cinco jefes de la región, es decir de Necochea, San Cayetano, Balcarce y Tandil. Allí compartió los de trabajar con la ley, los objetivos y las metas, y luego cada uno hizo su reunión con el cuerpo de inspectores para dar los lineamientos que guiarán la nueva gestión.   Los desafíos   Desde la campaña electoral, los equipos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal hicieron hincapié en la necesidad de realizar una revolución educativa. En relación a la ambiciosa propuesta, el licenciado Badin confió que “presión no siento, porque al venir trabajando como supervisor desde el año 2004 y haber llevado adelante una jefatura en otro distrito y haber implementado la ley nacional, la provincial y todos los diseños curriculares, y a la vez trabajar con inclusión educativa, donde la escuela secundaria era obligatoria -antes no lo era-, eso implica un ingreso de alumnos mucho mayor, más cantidad de alumnos dentro de la escuela. Entonces, hace que los docentes tengan que tener otra mirada, otras expectativas, implementar los diseños curriculares, mejorar las estrategias de enseñanza, poner a disposición todos los instrumentos que tenemos como el Plan de Mejoras Institucionales, las mesas adicionales de examen, los libros, las netbooks,

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Una buena experiencia desde Rosario

La historia del profesor de secundaria que enseña a alcanzar los sueños «A pesar de su discapacidad se atrevió a estar al frente de una clase, a enseñar a los demás y a demostrar que se pueden seguir los sueños». La síntesis de quién es Luciano Palazesi la hace una alumna de 3º año de la Escuela Nuestra Señora de Pompeya. Con sus palabras describe muy bien a este joven profesional con dificultades en su motricidad y en el habla, a causa de una parálisis cerebral de nacimiento. Ninguna fue un impedimento para que se graduara de contador público, luego de profesor superior universitario y ahora abrace la docencia en el nivel secundario. El profe Luciano llega a la puerta del salón de 3º 1º, orientación economía, ubicado en el primer piso de la Escuela Nuestra Señora de Pompeya (Mendoza al 5200). Mientras sus alumnos se acomodan prepara la clase de administración de ese día. Un juego de números y nombres le da pie para que alguno de los 35 estudiantes repase para todos los temas que están dando. La invitación es bien participativa, no se parece en nada al tradicional pasen al frente de la vieja escuela secundaria. El dictado de la materia la organiza a través del power point, un recurso que usa habitualmente. En este caso, se vale del cañón que dispone el colegio de barrio Azcuénaga. Su aspiración es contar con el cañón propio para moverse con mayor autonomía como educador, pero que está fuera de sus posibilidades económicas poder comprar. Un día de clases Sus alumnos y quien en ese momento de la entrevista era la directora de la escuela Pompeya, Nora Pirozzi, cuentan cómo es el día a día en el aula: no da mucha tarea, pero sí hace trabajar bastante cuando enseña. También que es divertido y «tiene onda». «Me parece que da muy bien sus clases», considera Charo González, una alumna de 15 años que quiere seguir ciencias económicas cuando termine el secundario. Marianela Díaz, otra de las estudiantes, opina lo mismo y destaca que el recurso tecnológico que implementa el profesor a diario hace bien llevadera la materia. La convocatoria «¿Estás trabajando en alguna escuela, querés venir a hacer un reemplazo?», recuerda Pirozzi sobre cómo Luciano Palazesi llegó a dictar clases en este secundario. Lo conocía de cuando había realizado allí su práctica pedagógica para profesorado superior universitario de la Universidad Católica Argentina (UCA) y con un excelente desempeño de educador. Enseguida aceptó la convocatoria. «Esto es pan comido», fue la respuesta que le llegó del joven profesor mientras revisaban los contenidos del programa a enseñar. La docente asegura que se trata de «una hermosa experiencia» de aprendizaje integral la que se les está ofreciendo a sus alumnos. Hace unos días terminó el reemplazo en este 3º año, luego fue convocado para otro con los 4º y 5º años del secundario en la misma escuela, para enseñar contabilidad. Además, decidió presentarse y rendir un concurso para ser profesor titular. «Vamos opinen, pueden criticarme», invita Luciano a sus alumnos durante la entrevista con LaCapital. «No te podríamos criticar. No podemos criticar a un profesor que a pesar de su discapacidad se atrevió a estar al frente de una clase, a enseñar a los demás y a demostrar que se pueden seguir los sueños», reacciona Candela Lucioni, otra de las estudiantes del 3º año, desde la primera fila; y menciona que al principio todos se sorprendieron un poco, porque nunca habían tenido un docente con una discapacidad. Sin embargo, no pasó mucho para que ese impacto inicial se convirtiese en una relación más de alumnos y docente aprendiendo economía en la escuela secundaria. Aylén Zabeyta, Manuel Bled y Matías Galetto —todos de 3º año— también concuerdan con que esa «extrañeza del primer día ahora es algo natural». Mucho ayudó el profesor a despejar las dudas que genera lo diferente: en su primer día frente al aula les propuso a sus alumnos escribir qué sentían al conocerlo. Demostrar que se puede «Vine a este mundo con una discapacidad y con ganas de demostrar que se puede, a pesar de que el camino sea largo y lleno de obstáculos», suele repetir Luciano como lema de su trabajo cada vez que tiene la oportunidad. Esta vez no es la excepción. También es la expresión con la que arranca en los seminarios que dicta, el último fue el 22 de abril pasado en Córdoba donde habló de las personas con discapacidad como sujeto de aprendizaje. Define a su experiencia como docente en el secundario como muy buena: «Desde un primer momento trabajé con mis alumnos sobre mis dificultades para dar clases. Me apoyo mucho en las TIC’s (Tecnologías de la Información y la Comunicación), además porque estamos en 2016 y necesitamos esas herramientas en el aula. Cuando dictamos clases es sabiendo que estamos educando al futuro de nuestro país, por eso trato de poner voluntad, pasión y corazón aunque me quede sin voz». Y pide la palabra para agradecer a la Escuela Pompeya, al cuerpo docente por el apoyo y oportunidad de ser parte de la tarea pedagógica. ¿Coincidencia? Luciano Palazesi cursó su primaria en la Pompeya; terminó el secundario con 9,23 de promedio, siempre siendo abanderado o escolta, en el Colegio Nacional de San Lorenzo. En 2009, a los 25 años, se recibió de contador público en la UCA, también allí de profesor superior universitario. Fue varias veces premiado por sus logros, por su ejemplo de esfuerzo, de voluntad, de superación. Entre ellos por el Concejo Municipal, la Cámara de Diputados de la provincia y en Buenos Aires con el premio bienal Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil (Alpi). En la oportunidad de ese reconocimiento, expresó: «La gente tiene miedo a lo desconocido, temor a con qué se va a encontrar o cómo va a actuar cuando esté frente a una persona discapacitada. Sin embargo, la lucha es permanente. Por eso, sostengo que los escalones siguen siendo infinitos». También comparte la buena noticia de

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