Cada vez que identificamos una escuela que se destaca por sus resultados de aprendizaje o por su manera de organizarse y llevar adelante su proyecto educativo institucional, encontramos equipos directivos fuertes, consolidados y en actitud constante de cuestionar sus propias prácticas y motivar a todo el equipo docente, así como al resto de la comunidad educativa. Esto se potencia cuando, además, cuentan con el apoyo y acompañamiento pedagógico de un/a supervisor/a que comprende estos procesos y los impulsa.
Por ello es fundamental que una escuela transformadora sea liderada por un equipo directivo activo, responsable y comprometido con los cambios que se buscan. Directivos que priorizan en su rol los aspectos de liderazgo colectivo por sobre las funciones administrativas o burocráticas.
Pero cuando se alcanza este objetivo, no es un logro estático sino que, cada institución educativa, tiene que fortalecer su propia conducción de manera permanente con capacitación y práctica, realizada en el marco de intercambios con otras escuelas a través de formación colectiva y de pares, atenta a los cambios e innovaciones que se van dando por fuera de los ecosistemas escolares.
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Documento final del trabajo realizado en la Jornada de Debate Intersectorial (Julio, 2017):